POSICIONAMIENTO DEL MOVIMIENTO CAMPESINO, INDÍGENA, AFROMEXICANO “PLAN DE AYALA SIGLO XXI”: A 100 DÍAS DEL GOBIERNO DE LA CUARTA TRANSFORMACIÓN
Apenas 100 días. Solo 100 días. 100 días en que el gobierno de la Cuarta Transformación (4T), encabezado por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se ha volcado decididamente a desterrar al modelo neoliberal, cuyas acciones (del modelo neoliberal) colapsaron al campo y arruinaron a los campesinos en beneficio de las grandes corporaciones agroalimentarias. Tanto las que acaparan y especulan con las cosechas como las que introducen paquetes tecnológicos destructivos. Por eso hoy importamos la mitad de lo que comemos y en el campo hay pobreza, malnutrición, deterioro ambiental, migración, inseguridad y violencia.
Las acciones implementadas por el gobierno de AMLO en estos primeros 100 días, como el combate frontal a la corrupción, la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), la comisión de la verdad de Ayotizinapa, la comisión nacional de búsqueda de desaparecidos, la decisión de recuperar nuestra soberanía energética y alimentaria, el combate al huachicol, la implementación de programas como jóvenes construyendo el futuro, sembrando vida, entre muchas otras acciones, sin duda han cimbrado a México.
En lo referente al campo, es loable la política inicial o de primer piso implementada en estos primeros 100 días para rescatar al campo y alcanzar la autosuficiencia alimentaria. De este modo observamos de buena manera que el campo y los campesinos sean el centro de las políticas del gobierno, a través de los 4 programas prioritarios (producción para el bienestar, precios de garantía (canasta básica), crédito ganadero a la palabra y entrega de fertilizantes-biofertilizantes) con el objetivo de aumentar la producción alimentaria y fortalecer la economía campesina e indígena.
Coincidimos sin duda alguna, que por el bien de todos “primero los pobres”. En este sentido, el apoyo decidido a los pequeños productores de menos de 5 hectáreas ubicados en zonas deficitarias y marginadas, así como la incorporación de 250 mil productores indígenas es un reconocimiento a los pequeños y medianos productores como sujetos de derechos, económicos, productivos y sociales. Es plausible, la intención de erradicar la corrupción, el clientelismo y el corporativismo en el campo. Aunado a estos programas, la prohibición de las semillas transgénicas, dan muestra de que el gobierno de López Obrador está comprometido con la gente del campo.
El MCPASXXI apostó durante la campaña por un cambio de fondo en México. Se la jugó entonces, por el candidato de la coalición “Juntos haremos historia”; firmó y se comprometió junto con AMLO, el “Plan de Ayala Siglo XXI 2.0”, que representa, la agenda campesina de largo alcance. Es por ello que refrendamos el compromiso signado el pasado 10 de abril de 2018, en Jerez, Zacatecas, para rescatar al campo y la soberanía alimentaria.
No obstante a estas acciones de políticas en favor del campo mexicano, vemos con preocupación algunas acciones y temas que no son congruentes con lo arriba expuesto:
– Nos preocupa que en las recientes Reglas de Operación no se consideren al ejido y la comunidad como ejes centrales de la nueva política hacia el campo.
Si bien los 4 programas prioritarios son de gran envergadura, consideramos preocupante que el resto de la política pública de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), muestre signos inerciales dado que no hay claridad respecto a cómo se operarán los diversos presupuestos asignados para los otros programas no prioritarios. Si bien, como lo expusimos, la entrega de recursos y apoyos de manera directa a los productores más pobres, es una acción justa, vemos con preocupación que no se consideré a los PEQUEÑOS Y MEDIANOS PRODUCTORES excedentarios en los esquemas de apoyo, ya que no está claro de qué manera se operará el Ingreso Objetivo. Asimismo consideramos que para alcanzar la autosuficiencia alimentaria se requiere de la participación organizada de los pequeños y medianos productores, bajo modelos de agricultura sustentable, agroecológica, nutritiva y sin transgénicos.
– No basta con la declaración del presidente López Obrador, respecto a la prohibición de transgénicos. Es necesario políticas que lleven a la práctica estos dichos: Prohibir la importación de maíces transgénicos; abolir las siembras clandestinas de maíz transgénico; aplicación de etiquetados a productos transgénicos, eliminar cualquier pretensión de promover la ley de variedades vegetales y ley de biodiversidad, en perjuicio de los intereses campesinos y de nuestros maíces originarios, entre otras acciones que no requieren mayor presupuesto. – Si bien es cierto que México necesita dejar de importar fertilizante y producir lo que se requiere para aumentar la producción de alimentos. Se debe considerar de manera URGENTE, el apoyo a la producción de BIOFERTILIZANTES.
Entendemos que únicamente van 100 días de gobierno, que los cambios no llegarían por arte de magia, que si bien hay un reconocimiento respecto a que el modelo neoliberal y de revolución verde están agotados, aún en el gobierno de la 4T hay personajes que pretenden alargar dicho modelo. Evitemos que desde una parte del ejecutivo, de una parte del legislativo, pretendan continuar con dichas políticas fallidas e inerciales, que tanto han dañado al campo mexicano. Es ahora o nunca cambiar de fondo y radicalmente las políticas anticampesinas.
Los campesinos, indígenas y afromexicanos queremos salvar al campo y con ello salvar a México pues del agro dependen la alimentación, el empleo, el ingreso, la seguridad interna y la gobernabilidad; además de que aporta aire puro, agua limpia, bosques frondosos, paisajes amables, diversidad de plantas y animales, y de que es fuente de cultura y raíz de identidad.
Las organizaciones de este movimiento hemos sido conscientes de la necesidad de impulsar cambios de fondo y de contribuir a la inclusión del campo y los campesinos en el proyecto nacional, a la par de construir condiciones para la realización plena de sus derechos y de su enorme potencial de contribución de los grandes problemas alimentarios, de empleo, ambientales, de seguridad y estabilidad del país.
Finalmente, desde nuestra diversidad y autonomía, expresamos con responsabilidad al gobierno federal y de cara a la sociedad y a la opinión pública, nuestra genuina disposición para construir a través del diálogo y críticas constructivas un nuevo rumbo para el campo mexicano.